La Huella Alimentaria Humana

Rara vez encontramos en nuestros círculos personas con quienes hablar que sean tan apasionadas como nosotros en conversaciones que abordan temas como cuestiones ambientales, nuestro impacto en el planeta, las corporaciones que se benefician mientras contaminan conscientemente a las comunidades y la crisis climática.

Ya sabes, todas las cosas divertidas de las que a la gente le encanta hablar.

Nuestro mundo está moldeado por nuestras decisiones. A menudo ignoramos a los compañeros silenciosos de nuestra vida diaria que tienen enormes efectos en nuestro planeta: los envases de plástico para alimentos.

Y es fácil de ignorar. Sólo vemos una fracción del problema: un envase de plástico a la vez. Sólo cuando los servicios públicos entran en huelga vemos los montones de basura en nuestras calles.

Nuestro proyecto de arte, "The Human Foodprint", nació de nuestra preocupación por la huella que dejamos.

En medio de crecientes advertencias globales sobre el bienestar de nuestro planeta, también nos enfrentamos al dilema del plástico.

Cada viaje a la tienda se convirtió en un recordatorio de nuestra contribución colectiva a las montañas de plástico desechado. Nos dimos cuenta de que estos paquetes aparentemente fugaces, a menudo transparentes e inocentes contenían una historia mucho más significativa.

Pero ¿y si pudiéramos darle vida a estos fantasmas del consumo? ¿Qué pasaría si pudiéramos hacerlos visibles e imposibles de ignorar?

Así comenzó nuestro viaje, buscando dar forma a lo que muchas veces no se ve.

Cada vez que entramos en contacto con los envases de alimentos, entendíamos su camino: desde la extracción de petróleo a distancia hasta el diseño meticuloso de los moldes de los envases, vimos la interconexión. La energía gastada, los recursos consumidos, el mundo transformado.

Observamos los diseños y su propósito de fortalecer la forma en que se sostiene la comida. La idea de que haya un diseñador industrial modelando estos objetos siempre nos resultó alucinante.

Para nuestro proyecto, elegimos el yeso como medio, un material con una segunda vida, que podría regresar a la Tierra sin sufrir daños. Con cada vertido, cada molde, dimos origen a los azulejos THE HUMAN FOODPRINT.

Después de que las formas de yeso se endurecieron, pintamos a mano formas seleccionadas de los azulejos, a veces las características de diseño intencionales del empaque y otras veces los espacios intermedios.

En este momento del proceso, la yuxtaposición entre las piezas fabricadas industrialmente y las artesanales se hizo omnipresente.

Al pintar los elementos de los mosaicos con colores atrevidos y directos, los conectamos a una entidad entrelazada más grande, representativa del panorama más amplio y del problema apremiante.

Las partes resaltadas de colores también recuerdan la forma en que se presentaba el embalaje en los pasillos de los supermercados: gritando nuestra atención.

A medida que las formas se multiplicaron, se convirtieron en algo más que arte. Dieron una idea de la cantidad real del mismo embalaje desechado: una fracción del problema. Se convirtieron en como un ejército de soldados alineados que nos confrontaban con nuestras decisiones.



Las obras de arte en sí son también sólo una fracción de la idea completa. Los azulejos de HUMAN FOODPRINT están pensados ​​para expandirse en las estancias donde se muestran y ocupar espacio. Al contrario de sus parientes lejanos, no están destinados a contaminar sino a mejorar nuestras vidas. El yeso tiene increíbles capacidades para regular el ambiente absorbiendo la humedad cuando hay demasiada y liberándola cuando la habitación está seca y cálida.

"The Human Foodprint" es un llamado a la conciencia, un recordatorio de que cada elección y cada compra tiene un impacto en nuestro mundo. ¡Estas obras de arte son la encarnación de una realidad apremiante!

El arte tiene el poder de moldear no sólo la estética sino también nuestra comprensión del mundo que cocreamos.